Perfil
La ciudad de Toro, en la provincia de Zamora está repleta de monumentos dignos de ser visitados.
Nosotros cometimos el error de creer que se podía ver casi todo en una mañana. ¡Es imposible!
Sobre la antigua Puerta del Mercado, se yergue la Torre y el arco del Reloj. Se trata de una edificada en el siglo XVIII en estilo barroco.
Existe la creencia de que su mortero se amasó con vino porque en la ciudad abundaba más que el agua.
La Iglesia de San Salvador de los Caballeros. Mudéjar del siglo XIII y que perteneció a la orden de los Caballeros del temple.
La colegiata de Santa María la Mayor. Comenzó a construirse en el siglo XII, siendo una de las construcciones más características del románico en su fase de transición. El cimborrio de esta colegiata se enmarca dentro de un grupo conocido como grupo de cimborrios formado además por los de las catedrales de Zamora, Plasencia y Vieja de Salamanca.
En esta Colegiata se encuentra el increíble pórtico de la Majestad.
Más o menos sigue los cánones de los pórticos de la Gloria que yo conozco, con algunas variaciones. Los justos a la derecha de Jesús y los pecadores a su izquierda.
Al estar a cubierto, su estado de conservación es excelente, incluso se puede apreciar todavía su policromía.
EL CONVENTO DE SANCTI SPIRITUS
Solo este convento merece un capitulo entero. Además de sus tesoros, cuenta con uno añadido.
Se trata de Sor María Dolores Pérez. Tuvimos la suerte de que hiciera de Cicerone para nosotros dos solamente.
Con un dominio de la historia del convento, y un conocimiento de todas las obras de arte expuestas, con una amena conversación, y con una amabilidad exquisita, hizo que nuestra visita al convento fuese un acontecimiento inolvidable, y que nos olvidásemos de todo lo que se podía ver en Toro.
Os presento a Sor Lola:
Las citas en negrita son textuales de Sor Lola.
El monasterio se levanta al poniente de la noble ciudad de Toro, justo en lo alto de las barrancadas del río Duero, como fortaleza y balcón natural; al mediodía limita con el cañón de la Magdalena.
Este es el Cañón de la Magdalena:
El convento de Sancti Spiritus, esta situado en el municipio de Toro, en la provincia de Zamora, actualmente convertido en Museo de Arte Sacro, fue fundado por la Infanta portuguesa Teresa Gil en el año 1307. El conjunto declarado monumento en 1943, conserva elementos arquitectónicos artísticos importantes.
Su templo de una sola nave, tiene un suntuoso artesonado de armadura morisca. En él se encuentra los sepulcros de su fundadora Teresa Gil, el de Leonor de Castilla y el sepulcro en alabastro de Beatriz de Portugal segunda esposa de Juan I de Castilla.
Este es el sepulcro de Doña Teresa Gil de Portugal:
Este sepulcro se abrió recientemente para su estudio y análisis, y la sorpresa fue mayúscula. Se encontraron un cuerpo momificado naturalmente por desecación, con todas sus vestimentas en un estado de conservación excelente.
Las enaguas:
Las ligas:
El vestido:
La toca:
El sepulcro de Leonor de Castilla es mucho más modesto. No sobresale del suelo, solo está identificado por unos azulejos. Se encuentra justo delante del de Doña Teresa Gil.
En el mismo recinto nos encontramos con el sepulcro en Alabastro de Beatriz de Portugal:
Sor Lola, sobre este sepulcro, escribe:
El mausoleo noble y elegante, con la escultura yacente de la reina Doña Beatriz de Portugal. Es de alabastro de Cogolludo, estilo gótico borgoñón, con influencias de la zona del Rhin. La cabeza reposa sobre almohadones, en cuyos extremos hay dos pequeños ángeles que sostienen la corona real. La reina ataviada a la usanza portuguesa del momento, con rica toca mozárabe, capelina y saya, los pies calzados con chapines. Está labrada en una filigrana de alabastro, con restos de policromía en la vestimenta. El rematado de los pies, en una elegante ondulación de pliegues, sobre el pecho el libro de rezos y el rosario a modo de collar, como símbolo de persona religiosa y consagrada. Gran placidez en el rostro, sereno y tranquilo, con los bellos rasgos de la zona portuguesa.
Y continúa:
En uno de los laterales encontramos a los santos dominicos, en distintas actitudes, con cierto movimiento; los ropajes, igualmente ondulantes, tiene restos de policromía; y los signos parlantes nos hacen identificar a San Alberto Magno, San Vicente Ferrer, Santo Tomás de Aquino, San Raimundo de Peñafort y Santa Catalina de Siena recibiendo de un pequeño crucifijo, situado en el ángulo superior derecho los estigmas. Cada figurilla está separada una de la otra por tabicas, terminadas con ángulos lobulados.
A la cabecera, el calvario, composición muy equilibrada. Está el Cristo gótico que es el eje de la escena y dos figuras a cada lado: la Virgen y San Juan a la izquierda del espectador, y María Magdalena y la otra María a la derecha; vienen a ser dos líneas oblicuas que convergen a los pies de Cristo. Escena tranquila y rostros y posiciones no dramáticas sino en oración. Son relieves de medio bulto y guardan restos de policromía con un fondo oscuro de noches estrelladas.
A los pies, la Anunciación, escena de gran belleza y gracia, con una gran elegancia que se contempla en sus ropajes. María es sorprendida en actitud orante por el ángel. El centro de la escena que la divide en dos y es un eje, como sucede en el Calvario, es un gran jarrón de azucenas; y en la parte de arriba, en la almendra mística o mandarla, aparece Dios-Padre bendiciendo la escena y enviando al Espíritu Santo, que es todo él dorado todavía, pues no ha perdido la policromía.
En el convento, entre otros muchos tesoros se puede ver una colección de sargas del siglo XVI, un destacado museo de arte sacro, el claustro del S. XVI, compuesto de cuatro galerías y 48 columnas, así como otras dependencias del monasterio como el enorme refectorio.
El refectorio, con sargas colgando de sus paredes.
El Claustro:
El claustro: recinto cuadrangular de 48x52 metros, rodeado en sus cuatro paños por columnas, carentes de decoración, excepto en la parte del poniente, que tienen anillos en el fuste y el capitel decorado con hojas lisas; son de estilo dórico.
SALA CAPITULAR: sin lugar a dudas, nos encontramos en la parte más antigua del monasterio.
Tiene el altar un frontal de azulejería, sobre cinco escalones también de azulejos. Las paredes están decoradas con frescos del s. XVIII, algunos ya restaurados, y se han descubierto restos de pintura mural del s. XIV, pero está en muy malas condiciones.
El pavimento es de ladrillos de barro cocido y en el medio, hecho con azulejos de cuenca, la estrella de los judios de diez puntas, que parece ser la estrella de Salomón.
Las paredes están decoradas con las dos inmensas sargas que faltan de la colección de nueve, expuestas en el refectorio, son la “Caída” y la “Crucifixión”.
La “Caída”.
Iglesia: de una sola nave, ha sido restaurada en varias ocasiones, la última en el año 1982.
El retablo es churrigueresco, al gusto de la época; vino a suplir al anterior que fue regalado a la Iglesia de la Trinidad, en el año 1698, donde se conserva recientemente restaurado. Es de gran belleza, contiene cuatro columnas salomónica de las que cuelgan racimos de uvas, todo ello decorado con un excelente pan de oro, de alto porcentaje en oro, En el nicho central, hornacina horadada, a modo de expositor, y sobre esta un templete con la figura de San Juan Evangelista, de rica estofadura, obra de los Tomé. En los laterales, figuras exentas de Sto. Tomás de Aquino y San Pedro de Verona, santos dominicos. Sobre ellos y en las tres calles que forma el espacio del retablo, tres relieves excelentes con las escenas de: Anunciación, Venida del espíritu Santo, Visitación, de colores suaves y de medio bulto. En el testero, la talla de Sto. Domingo de Guzmán, también obra de los Tomé; está referenciado como de Antonio Tomé, que tenía el taller en Toro.
Algunas de las piezas del propio monasterio y otras de distintos lugares de la geografía zamorana, que están expuestas como momentáneas donaciones o depósitos.
Si alguna vez vais a Toro, no dejéis de visitar el Convento de Sancti Spiritus el Real de las MM. Dominicas.
Está en la C/ Canto, Nº 27
Un saludo
Puente
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